sábado, 11 de abril de 2015

Cosas que pasaron en Abril

El 12 de Abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España. El recuento final indica que fue una victoria de los monárquicos, pero conviene poner las cosas en su contexto, para evitar que la manipulación de los revisionistas dé frutos: los partidarios de la monarquía ganaron gracias al voto dirigido y manipulado por los caciques en las zonas rurales, un hecho comprobable, heredado de la época de la Restauración y la alternancia de Cánovas y Sagasta. En las grandes ciudades, donde los caciques tenían poca o ninguna influencia y la conciencia política era mayor, la victoria de la causa republicana fue tan incontestable que los hechos se desencadenaron.

A lo largo del día 13 hubo nerviosismo en los centros de poder conservadores, la monarquía, la iglesia y el ejército, acerca de las medidas a tomar. Había quien sugería imponer el uso de la fuerza, como manda la tradición militar española cuando el pueblo habla claro. Finalmente, el 14 de Abril el rey Alfonso XIII hacía las maletas y la II República Española era un hecho.

Fueron años duros, en los que la incipiente democracia hubo de enfrentarse a los problemas congénitos que suele padecer España. Conspiraciones militares, curas soltando soflamas desde los púlpitos y el miedo de amplios sectores conservadores ante el avance en derechos que la República traía consigo. Finalmente, un triste 18 de Julio de 1936, un grupo de militarotes intentaba un sucio golpe de estado, que al fracasar inició una devastadora guerra de tres años que acarreó cientos de miles de muertos y una represión salvaje. Al finalizar, el sueño democrático quedaba ahogado en la sangre derramada por lo peor de este país, cortando de cuajo su inclusión entre los países modernos y condenándonos a cuarenta años de oscuridad, dolor y muerte.

A día de hoy el movimiento republicano sigue vivo y en forma, a pesar de algunos que no dejan de poner palos en las ruedas. Seguimos luchando por una verdadera democracia, que entre otras cosas no incluye a tipos que son jefes de estado por heredar el puesto de su papá o de Franco. La monarquía pasa por tiempos difíciles, con un rey que tiene que abdicar asediado por la corrupción y su propia apariencia de muerto viviente. Su hijo no es más que una nueva cara, otra más de tantas que inundan el panorama político español para proponer un recambio y abortar el cambio.

Hace más o menos un año, con el resultado de las elecciones europeas en la mano, los hubo que vislumbramos, ilusos, la posibilidad de que en las elecciones municipales de Mayo de 2015 pudiera obrarse una repetición de la jugada del 31. Parecía que los Cánovas y Sagasta de turno (PP y PSOE), estaban casi acabados. Incluso Juan Carlos abdicaba a la desesperada. Y entonces llegó el jarro de agua fría. Alguna fuerza de ultracentro del tablero, que proclama el Cambio así con mayúscula, no definía su posición. Al ser interrogados sobre la disyuntiva “Monarquía-República” respondían cobardemente, escudándose en “lo que diga la gente”. Sí, muy bien, pero habrá que contribuir a explicar a “la gente” que la democracia de verdad, tan manida hoy, pasa inevitablemente por una República, donde el jefe de estado lo sea por elección popular y no por herencia genital. Muchos de sus militantes estarán en las manifestaciones republicanas, pero no cuento a sus principales dirigentes entre los republicanos. Tampoco cuento a otros dirigentes que enarbolan la bandera republicana el 14 de Abril pero el 15 apoyan a la monarquía por “garante de la estabilidad”. De la estabilidad de chupar del bote, imagino.

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