La detención y puesta en libertad express de Rodrigo Rato ha
acaparado las portadas de todos los diarios en este país y, dada la
relevancia del personaje, ha ocupado importantes espacios en los medios
internacionales. Es lógico su impacto, el tipo no era un cualquiera. Fue
Vicepresidente del Gobierno con Aznar, Ministro de Economía, Gerente
del Fondo Monetario Internacional (dicho sea de paso, el destino de los
dirigentes de este organismo es muy descriptivo) y uno de los tipos que
hundió Bankia. Fue un hombre poderoso y así tan alto llegó como dura es
su caída y el ruido que hace al estrellarse.
Con la afición que
tienen en los medios para tirar de las hemerotecas, no voy a emplear
mucho tiempo en describir la cantidad de hipocresía que destilaba este
sujeto. Es, simplemente, un ejemplo más de la derecha nacional-católica,
esa de predicar una cosa y hacer la contraria, que tanto abunda en el
PP. Nada nuevo bajo el sol. Sí que voy a decir una cosa, y es que se le
considera generalmente el mejor Ministro de Economía de la historia
española. Tal vez lo sea, viendo la pandilla de luminarias que hemos
sufrido, pero creo que tiene gran responsabilidad en la creación de la
burbuja inmobiliaria que nos reventó en la cara en 2008, cuando la
crisis mundial comenzaba a golpear rudamente. No olvidéis darle las
gracias aún hoy en 2015.
Para justificar sus capitales en Suiza
(otra característica que también es muy nacional-católica, aunque lo
cierto es que es bastante transversal), tiró de la consabida excusa de
la herencia. En su caso puede ser hasta cierto, porque los
Rato-Figaredo, a los que conocemos en Asturias, tienen una larga y
contrastada trayectoria de explotación desalmada y desfalco masivo. Hay
cosas que van en los genes. Si no lo creen, busquen en Google cual fue
el destino del Banco de Siero y pásmense, si quieren, al ver que el
protagonista de aquello fue el padre del sujeto en cuestión. Y si
encuentran una sucinta biografía de Ramón Rato (no la de la Wikipedia,
que es bastante blandita), léanla con detenimiento, merece la pena para
ver como lo del PP también es herencia, pero del Franquismo.
Da
que pensar la clase de mundo en el que vivimos. Defraudar a Hacienda
para esta clase de gente es tan fácil como ir a la sucursal más cercana,
o incluso cómodamente sentado frente al ordenador. Un clic, una
transferencia o pasando el fin de semana en Zurich y ya has evadido
capitales. En este mundo los capitales circulan con más libertad que las
personas. Piénsenlo cuando salgan noticias de la cantidad de pasta que
tienen esos delincuentes en diversos paraísos fiscales y acto seguido
nos digan que han muerto no sé cuántos inmigrantes por que se hundió la
cáscara de nuez en la que iban. Está claro que hace falta darle la
vuelta a este mundo, donde las fronteras solo existen para los seres
humanos pero son completamente permeables al dinero negro.
Parece
ser que aún quedan otros 704 individuos que tienen responsabilidad
política y se han acogido a la amnistía fiscal. Un apunte sobre esto
último: cuando los defraudadores y delincuentes blanquean dinero negro,
suele pagarse alguna “comisión”. En este caso, ha sido el Estado Español
con Montoro a la cabeza quien ha ejercido de blanqueador de dinero por
una comisión módica, inferior en muchos casos al 10%. No solo evasores
fiscales sino narcotraficantes y vendedores de armas han podido
blanquear su dinero con total impunidad, e incluso con Montoro dándoles
las gracias. ¡Así da gusto!
Volviendo a los 704 que faltan,
parece que hay mondongo como para que todos los partidos estén
temblando. 704 nombres relevantes que tenían sus herencias en Suiza o
cualquier otro país con muy ventajosas condiciones fiscales. Dicen que
todo el show que se montó con Rato es una cortina de humo para ver si se
nos olvidan que hay 704 sujetos más, que dedicándose a la política,
consiguieron heredar de sus familias un montón de pasta. Si salen los
nombres, hago una apuesta: 703 dirán que sí, que es una herencia de su
padre, que en vida no tenía ni donde caerse muerto. Al tiempo.