lunes, 11 de abril de 2016

Quieren torturarnos con otra campaña electoral

En serio, tened piedad. Por favor, otra vez no. Ya es bastante molesto que tiremos un año directamente a la basura porque más que negociaciones lo que hubo fue un show televisado, pero es que encima todo indica que se tendrán que repetir las elecciones. Entre todos están esforzándose porque la derecha gane ampliamente y ya no haya vuelta de hoja. Pero lo peor ya no es eso, lo peor es que quieren poner a prueba la precaria salud mental del país con otra campaña electoral. Qué pereza.

Dado que la campaña electoral es a día de hoy lo que digan las televisiones, volveremos a tener de nuevo debates a dos, a cuatro, a ochenta, además de los debates sobre los debates. Volveremos de nuevo a ver las televisiones manipulando descaradamente, apoyando sin ningún rubor a sus candidatos. Veremos de nuevo a Antena 3 cargando tintas contra Podemos, lo que en el fondo es para ellos más votos, mientras apoyan a su ojito derecho Albert Rivera. Veremos a Ferreras proclamar que es periodista mientras hace mamadas en formato entrevista a cualquier podemita que ande cerca, para luego mostrarse especialmente duro con todos lo demás.

En todo caso, todo indica que estamos metidos en algo que podríamos denominar pre-precampaña electoral. Los ritmos electorales se han establecido de tal manera que, en condiciones normales, desde un año antes de las elecciones los partidos comienzan a pensar en clave electoral. Los partidos de gobierno se dedican a inaugurar obras aunque estén a medio hacer, o, en todo caso, a sembrar la geografía española de primeras piedras de obras que luego, a lo mejor, ni llegan a hacerse. Vale todo, una autopista inútil, el mayor túnel de lavado del mundo o un aeropuerto que tardó años en recibir un avión. La cosa era tan exagerada que incluso se ha tenido que regular la precampaña electoral, para evitar el uso y el abuso de esto.

Estas elecciones no son en condiciones normales, sobre todo porque es la repetición de las elecciones de hace unos meses, que, al parecer, dieron un resultado sin encaje posible entre tanto ego y tacticismo de corto recorrido. Así que, no contentos con habernos propinado un 2015 repleto de elecciones con sus correspondientes campañas, vuelven a la carga. Si no querías sopa, taza y media.

Volveremos a ver a los candidatos acudir a los más variopintos programas televisivos a hacer el indio. Lo mismo vemos a Soraya conducir un coche de rally, a Pedro escalar una montaña o a Pablo tocar los timbales. Lo triste de todo esto es que no me lo invento, esto ha sucedido realmente. De nuevo quedará la triste confirmación de que el programa más visitado por los políticos españoles no será uno de análisis político o de entrevistas en profundidad. Será “El hormiguero”. Eso ya habla por sí solo del nivel político de este país.

Al final de la campaña, llegarán las elecciones, y ya veo a los votantes acudir a los colegios como idos, cogiendo una papeleta casi al azar porque han perdido el escaso juicio que les quedaba por aguantar de nuevo dos meses de proclamas, performances e imbecilidad supina. Con suerte algún políticos se desgracia en alguna mierda de programa haciendo el chorras, con lo cual se convertirá en viral, colmando así sus aspiraciones.

Pero no corráis a culpar a los políticos. Haced autocrítica. Los políticos no son más que el reflejo del país en el que viven, es la propia sociedad la que les da a luz. Es muy fácil decir “qué vergüenza de políticos tenemos”, pero mirar para otro lado y no reconocer que si los tenemos es porque los votamos. Si son corruptos no es solo porque sean más listos, sino porque la sociedad ha sido increíblemente tolerante con ellos. Recordemos que tanto en Valencia como en Andalucía, mientras arreciaban los escándalos, sus responsables ganaban las elecciones de calle hasta hace cuatro días. Luego sí, nos indignamos y tal, pero les dimos un espaldarazo en su momento.

No sé qué sucederá de aquí al 2 de Mayo, pero estoy seguro de que habrá pacto. Pactarán, al menos, tomarse unas cañas y seguir riéndose se nosotros.
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Impresionante ayer la París-Roubaix, de momento y con diferencia la mejor carrera en lo que va de año. Completamente rota a falta de más de 100 kilómetros, hubo una auténtica exhibición de ciclismo de alta categoría. Y no hizo falta ni lluvia ni barro, ni final en una cuesta de porcentaje grotesco estilo Vuelta. Al final ganó un australiano de 38 años, que sospecho que puso cara de susto al darse cuenta de que tenía que mear en un bote. A ver si no se empaña dentro de un mes la mejor edición de la clásica francesa que recuerdo en años.

Respecto a la retransmisión de Teledeporte, de pena, como es habitual. Dieron un trocito, luego anunciaron que iban a poner el balonmano y lo engancharon por internet. Dentro de lo malo, al  menos lo dieron, pero es bastante lamentable. A los mandos, Amat Carceler y todo un experto en no ganar nada: Luis Pasamontes. 
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Multan a Telecinco con 196.000€ por vulnerar el espacio de protección infantil con esa cosa llamada “Sálvame”. Poca cosa para el volumen de negocio de la empresa y de mierda que expande ese abyecto espacio.

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