El muy flojito humorista Dani Mateo
nunca tuvo mucha suerte en solitario. Empezó con aquello de 'Noche
sin tregua', un programa sin demasiadas pretensiones (quizá ahí la
clave) que, a imitación de los late nights americanos, obtuvo cierta
relevancia dentro de Paramount Comedy. Había algo de frescura en ese
programa, quizá al no depender de las audiencias por la cadena que
lo emitía, que supuso “la hora mejor” de Dani Mateo fuera de la
“stand-up comedy”.
¡Ah, Paramount Comedy! Una cadena que
funcionó como la cantera del Real Madrid, por cada uno bueno (o
pasable) había catorce malos. Allí dieron sus primeros shows Paco
León, Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes, Ángel Martín y unos cuantos
más que después, con mayor o menor fortuna, dieron el salto a lo
que podríamos llamar las Ligas Mayores de la televisión estatal.
Muchos pasaron al olvido, otros tuvieron éxito e incluso hoy siguen
desarrollando sus carreras con acierto.
Dani Mateo fue de los que dio el salto
a las Ligas Mayores, pero necesitó siempre del brazo protector de
alguien, porque en solitario no daba la talla. Necesitó primero de
Ángel Martín para que le diesen curro en “Sé lo que
hicistéis...”, ese programa que vampirazaba el corazoneo y del que
hoy ya no sé si alguien se acordará. Después de pegársela con un
equivalente con la prensa deportiva, pasó a la protectora vera de
Wyoming y su “Intermedio”, tal vez el programa más amado por la
progresía del país a pesar de no dejar de defender el statu quo del
actual sistema capitalista.
Esta medianía de presentador cometió
un error. Osó reírse de alguien al cual Podemos ha decidido adoptar
como mártir. En base a lo que comentaba ayer, lo de la lideresa
andaluza orinándose en la dignidad que emana de la figura de Miguel
Hernández al compararlo con Bódalo. Como no es la primera vez que
vivo la elevación a los altares de alguien que no lo merece, no
puedo menos que chasquear la lengua. Sobre todo porque estoy de
acuerdo en que la justicia de este país es una mierda y es mucho más
dura con los trabajadores que con los poderosos. Por supuesto pido su
inmediata libertad, es un trabajador injustamente encarcelado por
defender sus derechos. Pero eso no es óbice para que la figura de
Bódalo no acabe de generarme la simpatía que debería, tal vez por
la historia mil veces vista de mártires creados sólo cuando son de
un partido o sindicato que ignora sistemáticamente a los demás.
En medio de la movida, hizo aparición
Monedero, que tras pasar unos meses con el perfil bajo tras ser
defenestrado por el General Secretario de Podemos, Pablo Iglesias,
últimamente vuelve a su habitual incontinencia verbal. Como el
halcón que es, se lanzó inmediatamente a fustigar al miembro de
Telepodemos que había osado meterse con uno di noi.
Le acusa de llamar analfabeto a Bódalo (tampoco ha dado muestras de lo
contrario) y, ya más justamente, de que Mateo echó la
culpa a los trabajadores cuando metió la pata.
El problema es que Monedero no es
precisamente un ejemplo a seguir. Monedero es un ejemplo de la ley
del embudo, lo grande pa mi, lo pequeño pal resto. Es un tipo cuya
lengua ha dicho barbaridades de mucha gente que no es de Podemos,
pero no tolera que la mofa vaya a Podemos. Suelta el hachazo con
justicia a las corruptelas de los demás, pero las suyas (que lo son,
y lo sabe cualquiera que sepa un poco de fiscalidad y no esté
lobotomizado por Podemos) son parte de persecuciones, insidias y
demás excusas de la vieja política. Pero del ex-miembro del PSOE y
ex-asesor de Llamazares, y su coherencia (fiscal y de la otra) ya
sabemos de sobra.
Por supuesto, la sangre no llegó al
río y pronto se dieron un ciberabrazo, que al fin y al cabo están
en la misma barricada. Casi hasta se hicieron una mamada mutua, de lo
bien que acabaron. Y es que Dani Mateo sabía que su curro pendía en
esos momento de un hilo, que no está bien meterse con según quiénes.
¿Discursos de clase? ¿Defensa de todos los trabajadores como
conjunto? ¿Generar conciencia colectiva? No, hombre, no, eso es
vieja política. Lo nuevo son las figuras, y cualquiera vale.
*
Francia se moviliza como se tiene que
movilizar contra las reformas del socioliberal François Hollande.
Casualmente, llegan unos cuantos 'indignados' a querer plantarse en
las plazas, abrir espacios de debate e inspirarse en el 15M. Les
recomiendo a los trabajadores franceses que ignoren a esa gentuza,
parte de la reacción, y sigan con sus movilizaciones de clase. Aquí
el 15M trajo desideologización, desclasamiento, desmovilización,
desilusión y Podemos. Aprended de nosotros y no caigáis en los
errores que los trabajadores de aquí pagaremos por los siglos de los
siglos amén. O aprended de vosotros mismos y aquella payasada de
1968.
*
Impactante documento arqueológico. La
Felipona en su juventud. Os juro que puede colapsar cerebros, sobre
todo algunas de las frases del encabezamiento.
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