sábado, 2 de abril de 2016

Lapidad a Dani Mateo

El muy flojito humorista Dani Mateo nunca tuvo mucha suerte en solitario. Empezó con aquello de 'Noche sin tregua', un programa sin demasiadas pretensiones (quizá ahí la clave) que, a imitación de los late nights americanos, obtuvo cierta relevancia dentro de Paramount Comedy. Había algo de frescura en ese programa, quizá al no depender de las audiencias por la cadena que lo emitía, que supuso “la hora mejor” de Dani Mateo fuera de la “stand-up comedy”.
¡Ah, Paramount Comedy! Una cadena que funcionó como la cantera del Real Madrid, por cada uno bueno (o pasable) había catorce malos. Allí dieron sus primeros shows Paco León, Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes, Ángel Martín y unos cuantos más que después, con mayor o menor fortuna, dieron el salto a lo que podríamos llamar las Ligas Mayores de la televisión estatal. Muchos pasaron al olvido, otros tuvieron éxito e incluso hoy siguen desarrollando sus carreras con acierto.
Dani Mateo fue de los que dio el salto a las Ligas Mayores, pero necesitó siempre del brazo protector de alguien, porque en solitario no daba la talla. Necesitó primero de Ángel Martín para que le diesen curro en “Sé lo que hicistéis...”, ese programa que vampirazaba el corazoneo y del que hoy ya no sé si alguien se acordará. Después de pegársela con un equivalente con la prensa deportiva, pasó a la protectora vera de Wyoming y su “Intermedio”, tal vez el programa más amado por la progresía del país a pesar de no dejar de defender el statu quo del actual sistema capitalista.
Esta medianía de presentador cometió un error. Osó reírse de alguien al cual Podemos ha decidido adoptar como mártir. En base a lo que comentaba ayer, lo de la lideresa andaluza orinándose en la dignidad que emana de la figura de Miguel Hernández al compararlo con Bódalo. Como no es la primera vez que vivo la elevación a los altares de alguien que no lo merece, no puedo menos que chasquear la lengua. Sobre todo porque estoy de acuerdo en que la justicia de este país es una mierda y es mucho más dura con los trabajadores que con los poderosos. Por supuesto pido su inmediata libertad, es un trabajador injustamente encarcelado por defender sus derechos. Pero eso no es óbice para que la figura de Bódalo no acabe de generarme la simpatía que debería, tal vez por la historia mil veces vista de mártires creados sólo cuando son de un partido o sindicato que ignora sistemáticamente a los demás.
En medio de la movida, hizo aparición Monedero, que tras pasar unos meses con el perfil bajo tras ser defenestrado por el General Secretario de Podemos, Pablo Iglesias, últimamente vuelve a su habitual incontinencia verbal. Como el halcón que es, se lanzó inmediatamente a fustigar al miembro de Telepodemos que había osado meterse con uno di noi. Le acusa de llamar analfabeto a Bódalo (tampoco ha dado muestras de lo contrario) y, ya más justamente, de que Mateo echó la culpa a los trabajadores cuando metió la pata.
El problema es que Monedero no es precisamente un ejemplo a seguir. Monedero es un ejemplo de la ley del embudo, lo grande pa mi, lo pequeño pal resto. Es un tipo cuya lengua ha dicho barbaridades de mucha gente que no es de Podemos, pero no tolera que la mofa vaya a Podemos. Suelta el hachazo con justicia a las corruptelas de los demás, pero las suyas (que lo son, y lo sabe cualquiera que sepa un poco de fiscalidad y no esté lobotomizado por Podemos) son parte de persecuciones, insidias y demás excusas de la vieja política. Pero del ex-miembro del PSOE y ex-asesor de Llamazares, y su coherencia (fiscal y de la otra) ya sabemos de sobra.
Por supuesto, la sangre no llegó al río y pronto se dieron un ciberabrazo, que al fin y al cabo están en la misma barricada. Casi hasta se hicieron una mamada mutua, de lo bien que acabaron. Y es que Dani Mateo sabía que su curro pendía en esos momento de un hilo, que no está bien meterse con según quiénes. ¿Discursos de clase? ¿Defensa de todos los trabajadores como conjunto? ¿Generar conciencia colectiva? No, hombre, no, eso es vieja política. Lo nuevo son las figuras, y cualquiera vale.
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Francia se moviliza como se tiene que movilizar contra las reformas del socioliberal François Hollande. Casualmente, llegan unos cuantos 'indignados' a querer plantarse en las plazas, abrir espacios de debate e inspirarse en el 15M. Les recomiendo a los trabajadores franceses que ignoren a esa gentuza, parte de la reacción, y sigan con sus movilizaciones de clase. Aquí el 15M trajo desideologización, desclasamiento, desmovilización, desilusión y Podemos. Aprended de nosotros y no caigáis en los errores que los trabajadores de aquí pagaremos por los siglos de los siglos amén. O aprended de vosotros mismos y aquella payasada de 1968.
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Impactante documento arqueológico. La Felipona en su juventud. Os juro que puede colapsar cerebros, sobre todo algunas de las frases del encabezamiento.

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