miércoles, 9 de marzo de 2016

Mariano el filósofo

La capacidad de Mariano 'Plasman' Rajoy para sorprender a propios y extraños con las peculiares cosas que surgen de su cabeza es proverbial. En mi recuerdo está aquel primo suyo que le garantizaba que el cambio climático no existía. Daban igual lo que dijesen todas las pruebas científicas, su primo decía lo contrario y con eso le bastaba. Otra brutal ocurrencia que tuvo en un mitin fue hablar de que iban a subir el IVA de “losh chuchesh” y nunca olvidaremos a aquella niña cuya historia contó en un debate electoral, para luego hundirle la vida una vez llegó al Gobierno.

Los elevados conceptos con los que trabaja el aún Presidente del Gobierno superan con amplitud la complejidad del pensamiento filosófico occidental, llevándolo a cotas jamás alcanzadas por nadie. Lo que nos pasa es que no estamos preparados para entenderle, y como nos suele pasar a los ignorantes, tendemos a reírnos de él.

La última que he leído por ahí se caracteriza por un barroquismo intelectual avasallador, de niveles que no estarán a nuestro alcance hasta el siglo XXIII como muy pronto. Copio y pego:

"Tenemos que fabricar máquinas que nos permita seguir fabricando máquinas porque lo que no va a hacer nunca las máquinas es fabricar máquinas a su vez. Esa batalla la tiene que ganar el ser humano porque las máquinas fabricadas por humanos nos facilitan muchas cosas en la vida".

¿Qué me dicen? Pensamientos tan elevados, tan adelantados a su tiempo, le hacen merecedor de la copa de cicuta. Desentrañar el significado (o los significados, que estoy seguro que esconde diversas capas de ideas) que hay tras sus crípticas palabras corresponderá a los estudiosos del futuro, los del presente no están claramente a su nivel. 

Su incursión en el campo de la metafísica nos dejó otra frase brillante:

"Somos sentimientos y tenemos seres humanos"

Creo que hablaba de su declaración como persona non grata en Pontevedra, pero lo mismo podía estar dolido por la cantidad de políticos de su partido por los que puso la mano en el fuego y apoyó públicamente para luego tener que referirse a ellos como “ese del que usted me habla” y llevarlo a la categoría de desconocido de toda la vida.

Pensemos que este hombre es un genio incomprendido. Porque si pensamos que es un perfecto idiota, entonces también deberíamos pensar en qué somos nosotros cuando este tipo gana las elecciones.

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