jueves, 14 de abril de 2016

Hoy es 14 de Abril

No es un día cualquiera, es un día que merece recordar y conmemorar. Hoy hace precisamente ochenta y cinco años que los reyes del Reino de España, expulsados por su pueblo, hacían las maletas y se marchaban al extranjero. Un día en que la democracia popular se impuso a los manejos electorales, al encasillamiento y al pucherazo, al haber sufrido la monarquía dos días antes una dolorosa derrota en las elecciones municipales allí donde no podían manipular el voto: las capitales de provincia.

Un 14 de Abril
Insisto siempre que hablo del 14 de Abril en este hecho. La derecha, que concede a la democracia una validez limitada y por lo general solo le vale cuando gana, dice siempre que las fuerzas monárquicas ganaron en votos dos días antes, lo cual es cierto, pero como acostumbran los revisionistas, manipulan descaradamente. En las zonas rurales arrasaron, cierto es, aprovechándose del caciquismo que imperaba en estas zonas, cuyas poderosas redes clientelares garantizaban porcentajes asombrosos de votos a los más conservadores.

En las ciudades, donde el poder de los caciques era mínimo o inexistente, así como en los núcleos más industrializados, cuya clase obrera estaba concienciada e ideologizada, la victoria, como siempre digo, fue tan incontestable que los reyes prefirieron darse el piro. En serio, revisionistas históricos, si la victoria de los monárquicos hubiese sido legítima, ¿tendrían que haber hecho las maletas Alfonso XIII y su parentela? A otro perro con ese hueso.

En este día de Memoria Democrática, de Honor y Reconocimiento, de Verdad, Justicia y Reparación, me gustaría hablar del vocabulario que con el tiempo hemos acabado por asumir, y el cual supone un triunfo más, 77 años después, de las fuerzas fascistas. Hoy, personajes a priori progresistas hablan de "Alzamiento Nacional", o de "Tropas Nacionales", o incluso de "Guerra Civil" como si eso no hubiese sido un elemento propagandístico zafio que solo se incorporó al acervo popular a causa de cuarenta años de dictadura.

¡Cómo hemos cambiado!
En primer lugar, en este país no hubo un “Alzamiento Nacional” ni nada que se le pareciese. Hubo militares de la peor calaña, que, inspirándose en el fascismo europeo, dieron un golpe de estado contra un gobierno democráticamente elegido y que detentaba completa legitimidad. El término se creó para dar la impresión de que todo el país decidió echar a aquellos malvados rojos que nos llevaban a la perdición espiritual. Propaganda y manipulación. La deriva totalitaria queda bien clara en uno de los primeros lemas manejados por los rebeldes: “Una patria, un estado, un caudillo”, de claras reminiscencias nazis. Para que luego venga la neofranquista Academia de la Historia a decir que no. 

Lo que hubo después fue una Guerra, sí, pero no tan “Civil” como la llaman. Los fascistas italianos y los nazis alemanes participaron activamente, entregando soldados, aviones, material de última generación de la época y fondos para apoyar a los traidores a la legalidad republicana. A su vez, las democracias francesa e inglesa colaboraron con el fascismo, con su pasividad, con aquella política de apaciguamiento que solo envalentonó a Hitler y Mussolini. Solo la URSS y México apoyaron incondicionalmente a la II República Española, que contó a su vez con el impulso solidario de los pueblos del mundo englobados en las Brigadas Internacionales, voluntariosos y valientes, pero mal equipados e inexpertos . Lo que se desarrolló fue una desigual lucha entre la democracia y fascismo que va más allá del nebuloso término de “Guerra Civil”.

De izquierda a derecha: Felipe VI, Juan Carlos I y "güelito"
La adopción del término “Nacional” por parte de los rebeldes y de los reaccionarios tenía el objeto de vender que eran los verdaderos defensores de España, que debe ser que aquellos que luchaban por la democracia constitucional vigente eran todos apátridas. Desterremos esa mentira propagandística y llamémoslos por su nombre: “Ejército Fascista” o “Tropas Fascistas”.

Luego llegó la “Paz”. La trajo Franco, y tuvo de paz la misma que transmiten los cementerios. Solo que con cunetas y fosas comunes. Cuando llegaba un 1 de Abril, la dictadura celebraba “los que tocasen” Años de Paz, una broma macabra en un país con presos políticos, torturados y asesinados. Nunca hubo paz en España, solo represión.

Hay muchos más elementos propagandísticos felizmente olvidados, desde aquel “Rusia es culpable” (de ser agredida por los nazis en una guerra de exterminio) eso otro de la “Cruzada” con el que rápido los bendijeron los miembros del clero, siempre afines a cualquier movimiento que tratase de aplastar la emancipación del pueblo y la eliminación de sus privilegios. Otros aún perviven en ciertas mentes enfermizas, como aquello del “oro de Moscú”.

Una idea para el "Valle de la Paz"
Lo más lamentable es que aquellos que se beneficiaron del golpe de estado, de los crímenes contra la humanidad posteriores, que enterraron a los suyos con todos los honores y hasta se hicieron el Valle de los Caídos (“de la Paz”, para la señora esa que gobierna Madrid y que no, no es del PP), ahora, cuando pedimos que se abran las cunetas, dicen que reabrimos heridas y que tenemos que superar el pasado. Sí, hombre. Y dos huevos duros.

Mientras a tanto, a por la Tercera.
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Otro machaca de Podemos que acude raudo al rescate de su formación en cuanto alguien tiene el atrevimiento de hacerle una crítica. El ex-asesor de Clinton (un caradura, y esto lo dijo Pablo Iglesias) se ha convertido de pleno en un hooligan podemita y ahora se dedica a la propaganda pura y dura. Es sorprendente la escasa autocrítica que suele existir entre todos esos que abrazan la fe podemita, es como si se negasen a ver los hechos y, peor, actúan encima como martillos de herejes.
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Y otra "Carmenada", ahora resulta que aquello que prometieron de la remunicipalización no se puede hacer, no encuentran fórmulas apropiadas y al final lo dejan en manos de millonarios. Podían pedirle consejo a esa luminaria de Vicenç Navarro, a ver si de verdad vale lo que dicen o solo es otro economista más experto en predecir lo que ya ha pasado. En resumen, otra vez vendiendo crecepelos. A ver si nos damos cuenta que el verdadero cambio no va a ser fácil ni se hace con una varita mágica de un día para otro. El cambio de verdad requeriría sacrificios y pedagogía, no magia potagia. Pero bueno, también es cierto que el cambio de verdad no vendrá de la tele.
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Se desconocen cuantas versiones lleva contadas Soria sobre su empresa offshore en Panamá, pero se rumorea que va por la ciento catorce. Puede que se convierta en “el ministro ese del que usted me habla” en el idioma de Rajoy. Eso sí, aferrado al cargo, aunque sea en interinidad, con uñas y dientes. Que no se diga.

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