sábado, 9 de abril de 2016

Javier Cárdenas o la vida de una cucaracha

Los matones de colegio siempre actúan de la misma forma. Humillan, vapulean y dicen barbaridades, pero no son realmente conscientes de lo que hacen, porque se rodean de una cohorte de aduladores que les dan la razón en cualquier dislate, sobre todo por sumisión. Cuando la realidad les confronta con las calamidades que provocan, no reaccionan bien, incluso se sienten ellos las víctimas. Suelen rozar (o superar ampliamente) la sociopatía pura y dura.
Javier Cárdenas es un perfecto ejemplo de ello. Durante las últimas semanas, se inició una polémica a causa de unos desafortunados comentarios machistas en su programa de radio que una twittera procedió a grabar y a afearle. Como el matón que es, reaccionó mal, la amenazó con echarle a los abogados de la casa encima, mientras azuzaba a sus descerebrados seguidores a meterse con ella. La cosa empeoró cuando, en una exhibición de matonismo puro y duro, en otro programa, hace unos días, reveló los datos personales de la twittera que osó criticarle e incluso llamó a su trabajo buscando que su jefe la despidiera. ¡Con dos cojones! ¡Y con una policía de la Brigada de Delitos Informáticos delante, guardando silencio ante semejante atrocidad! ¡Acojonante! Los hechos ya los ha contado mucha gente, ejemplos aquí y aquí. Se incluyen las grabaciones de los programas, que Europa FM es muy de borrarlos para tratar de proporcionar una débil coartada a su matón de por las mañanas.
Cárdenas está en la radio porque en la televisión se convirtió en un auténtico despojo. En su carrera se incluyen un buen puñado de los momentos más deleznables del panorama televisivo de su época, ya de por sí un auténtico vertedero. Entre los instantes más bajos de la época más baja de las emisiones catódicas de la pasada década se encuentra a Cárdenas sacando frikis que hacían lo que fuera por un puñado de euros y salir en la tele, aunque fuese a cambio de la poca dignidad que les quedase. También tiene otro glorioso momento, cuando consiguió que a él, a su compinche Sardà y al estercolero llamado Telecinco los condenasen por humillar a un discapacitado mental. Ese es el nivel.
Por si fuera poco, no siendo suficiente con la ración de basura nocturna que defecaba aquel horroroso espacio llamado “Crónicas Marranas” (o “Marcianas”, nunca lo recuerdo bien), este ser difícilmente calificable como humano llega a figurar como director de un engendro que dice ser película y que se llamó, ojo, “FBI: Frikis Buscan Incordiar”, y que, aunque suene a pesadilla, contó con subvención pública. En esta “cosa” sometía a más y más humillaciones a otros pobres seres los cuales hoy habrán gastado las cuatro perras que ganaron y malviven por ahí. La película, o lo que fuera, tuvo un éxito notable, porque claro, hablamos de España.
La polémica generada y la actitud de mafioso de bajo nivel de Cárdenas no cabe duda que les está afectando. Es otro claro ejemplo de la falsedad de esa máxima que dice “que hablen de uno, aunque sea mal”. Yo me enteré de la movida ayer, pero curiosamente, su anuncio televisivo hace una semana que volvió a las televisiones. Es síntoma de nerviosismo, de un contraataque porque las cosas se les estaban escapando de las manos. “El programa que más sube durante los últimos cuatro años. ¿Casualidad?”. No, Cárdenas, Españistán.
La gente de bien que quede en este país, si por alguna razón sigue escuchando Europa FM debe reaccionar. Cambien su emisora, busquen otra, que las hay más dignas a patadas. Desconozco el resto de la parrilla de la cadena, pero si dan cabida a esa cucaracha televisiva, a ese abusón de patio de colegio, se ponen en su nivel y merecen no ser escuchados.
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Los papeles de Panamá cada vez son más una estafa. Empezó la cosa fuerte, pero ahora las escasas alegrías nos las da la aparición de un sujeto como Mario Vargas Llosa, tan buen escritor como dañino analista político. A ver si deja de joder con sus opiniones sobre Latinoamérica dignas de la caverna más tétrica de la derecha reaccionaria, el pelma este. También ha salido Antonio Alcántara, antes conocido como Imanol Arias. Como de este dicen que es bastante impresentable, que se joda.
Curiosamente, salen supuestas relaciones cogidas con pinzas de políticos desafectos al régimen imperial estadounidense, pero de sujetos como Macri, Poroshenko o Cameron Senior se habla bastante menos. Y más curiosamente, de todas las nacionalidades que hay pringadas, la estadounidense brilla por su ausencia. Es lo que tiene poseer un Panamá particular llamado Estado de Delaware, que además va a ser el más beneficiado por la cantidad de gente que se va a dar el piro del país del Canal. ¿Casualidad?, diría Cárdenas. No lo creo.
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El PP es “The Walking Dead”. En Gijón los muertos salen de sus tumbas, pero no a sorber sesos, si no a engrosar el censo del partido para dificultar la entrada de candidaturas críticas en sus congresos. Lo del PP es tradición. Cuenta la leyenda que, en la Galicia más profunda, los días de elecciones los muertos salen de sus tumbas, comparecen en los colegios electorales, cogen la papeleta del PP, votan y vuelven a sus sepulturas. ¡Qué miedito!

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