Los matones de colegio siempre actúan
de la misma forma. Humillan, vapulean y dicen barbaridades, pero no
son realmente conscientes de lo que hacen, porque se rodean de una
cohorte de aduladores que les dan la razón en cualquier dislate,
sobre todo por sumisión. Cuando la realidad les confronta con las
calamidades que provocan, no reaccionan bien, incluso se sienten
ellos las víctimas. Suelen rozar (o superar ampliamente) la
sociopatía pura y dura.
Javier Cárdenas es un perfecto ejemplo
de ello. Durante las últimas semanas, se inició una polémica a
causa de unos desafortunados comentarios machistas en su programa de
radio que una twittera procedió a grabar y a afearle. Como el matón
que es, reaccionó mal, la amenazó con echarle a los abogados de la
casa encima, mientras azuzaba a sus descerebrados seguidores a
meterse con ella. La cosa empeoró cuando, en una exhibición de
matonismo puro y duro, en otro programa, hace unos días, reveló los
datos personales de la twittera que osó criticarle e incluso llamó
a su trabajo buscando que su jefe la despidiera. ¡Con dos cojones!
¡Y con una policía de la Brigada de Delitos Informáticos delante,
guardando silencio ante semejante atrocidad! ¡Acojonante! Los hechos
ya los ha contado mucha gente, ejemplos aquí y aquí. Se incluyen
las grabaciones de los programas, que Europa FM es muy de borrarlos
para tratar de proporcionar una débil coartada a su matón de por
las mañanas.
Cárdenas está en la radio porque en
la televisión se convirtió en un auténtico despojo. En su carrera
se incluyen un buen puñado de los momentos más deleznables del
panorama televisivo de su época, ya de por sí un auténtico
vertedero. Entre los instantes más bajos de la época más baja de
las emisiones catódicas de la pasada década se encuentra a Cárdenas
sacando frikis que hacían lo que fuera por un puñado de euros y
salir en la tele, aunque fuese a cambio de la poca dignidad que les
quedase. También tiene otro glorioso momento, cuando consiguió que
a él, a su compinche Sardà y al estercolero llamado Telecinco los
condenasen por humillar a un discapacitado mental. Ese es el nivel.
Por si fuera poco, no siendo suficiente
con la ración de basura nocturna que defecaba aquel horroroso
espacio llamado “Crónicas Marranas” (o “Marcianas”, nunca
lo recuerdo bien), este ser difícilmente calificable como humano
llega a figurar como director de un engendro que dice ser película y
que se llamó, ojo, “FBI: Frikis Buscan Incordiar”, y que, aunque
suene a pesadilla, contó con subvención pública. En esta “cosa”
sometía a más y más humillaciones a otros pobres seres los cuales
hoy habrán gastado las cuatro perras que ganaron y malviven por ahí.
La película, o lo que fuera, tuvo un éxito notable, porque claro,
hablamos de España.
La polémica generada y la actitud de
mafioso de bajo nivel de Cárdenas no cabe duda que les está
afectando. Es otro claro ejemplo de la falsedad de esa máxima que
dice “que hablen de uno, aunque sea mal”. Yo me enteré de la
movida ayer, pero curiosamente, su anuncio televisivo hace una semana
que volvió a las televisiones. Es síntoma de nerviosismo, de un
contraataque porque las cosas se les estaban escapando de las manos.
“El programa que más sube durante los últimos cuatro años.
¿Casualidad?”. No, Cárdenas, Españistán.
La gente de bien que quede en este
país, si por alguna razón sigue escuchando Europa FM debe
reaccionar. Cambien su emisora, busquen otra, que las hay más dignas
a patadas. Desconozco el resto de la parrilla de la cadena, pero si
dan cabida a esa cucaracha televisiva, a ese abusón de patio de
colegio, se ponen en su nivel y merecen no ser escuchados.
*
Los papeles de Panamá cada vez son más
una estafa. Empezó la cosa fuerte, pero ahora las escasas alegrías
nos las da la aparición de un sujeto como Mario Vargas Llosa, tan
buen escritor como dañino analista político. A ver si deja de joder
con sus opiniones sobre Latinoamérica dignas de la caverna más
tétrica de la derecha reaccionaria, el pelma este. También ha
salido Antonio Alcántara, antes conocido como Imanol Arias. Como de
este dicen que es bastante impresentable, que se joda.
Curiosamente, salen supuestas
relaciones cogidas con pinzas de políticos desafectos al régimen
imperial estadounidense, pero de sujetos como Macri, Poroshenko o
Cameron Senior se habla bastante menos. Y más curiosamente, de todas
las nacionalidades que hay pringadas, la estadounidense brilla por su
ausencia. Es lo que tiene poseer un Panamá particular llamado Estado
de Delaware, que además va a ser el más beneficiado por la cantidad
de gente que se va a dar el piro del país del Canal. ¿Casualidad?,
diría Cárdenas. No lo creo.
*
El PP es “The Walking Dead”. En
Gijón los muertos salen de sus tumbas, pero no a sorber sesos, si no
a engrosar el censo del partido para dificultar la entrada de
candidaturas críticas en sus congresos. Lo del PP es tradición.
Cuenta la leyenda que, en la Galicia más profunda, los días de
elecciones los muertos salen de sus tumbas, comparecen en los
colegios electorales, cogen la papeleta del PP, votan y vuelven a sus
sepulturas. ¡Qué miedito!
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